La realización de los mapas geográficos del ejército debió salir bastante económica. Visto lo visto el alojamiento lo pagamos entre todos los españoles, o más bien al que le tocó. Los soldados que se desplazaban a realizar las mediciones para la realización de los mapas se alojaban, previo sorteo, en casas de particulares, a los que no les quedaba otro remedio que aceptarlos y mantenerlos. Este documento corresponde al primer turno (1948), el segundo turno fue a lo largo de 1949, y el procedimiento de alojamiento fue el mismo. La recompensa: el honor de alojar a un soldado de la patria.
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